Citando textualmente a la Guía que llevábamos, jornada de
transición, algo monótona, aunque aderezada por los sembrados de colza, un
cierto cambio de paisaje a partir de El Cubo de la Tierra del Vino y con una
bonita Zamora vista fugazmente al habernos planteado llegar hasta Montamarta.
La
noche la he pasado más o menos dignamente aunque me he despertado en varias
ocasiones en las que he aprovechado para echarme Voltarén en el pie, en el dedo
gordo y en el gemelo. Al andar de puntillas para evitar posar el talón que me
chafé en la segunda etapa, tengo molestias añadidas en el pulgar y en el
gemelo derecho. Más goteras, copón.
La
introspección por la monotonía de los tramos, hacen que ésta jornada la tenga
cómo en una nube. Atravesamos Castellanos de Villiquera, Calzada de Vandunciel.
Poco antes de Huelgos de Cañedo, en una rotonda, nos despistamos y nos metemos
en sentido contrario por la A66. Un camión nos pita para avisarnos pero ya nos
hemos dado cuenta del error y Javi comenta: “Tira para atrás macho que cómo
aparezca la policía nos empapela”. Desesperados por tomarnos un café, a 5 Km.
de El Cubo de la Tierra del Vino, paramos para preguntar, sobre un bar próximo,
a un joven que espera el autobús. Muy amable se dirige sonriente a nosotros con
ganas de hablar. La leche. Lo que tenemos a la vista a la derecha es la cárcel
de Topas. Al chaval lo acaban de soltar del trullo tras haberse comido 2 meses
de encierro por un control de alcoholemia. El pavo aun no se ha recuperado del
shock. Ha perdido 30 kilos de los nervios y se ha codeado con la flor y nata:
Asesinos, chorizos,…, etc.,….vamos, de lo mejorcito de cada familia. Nos cuenta
algo sobre un famoso asesino que se entretuvo en descuartizar a su mujer…
La
historia nos deja a noqueados. Nos despedimos del colega, dándole ánimos y
salimos escopetados, vaya a ser que nos metan para adentro.
A
partir del El Cubo, el Camino se hace algo más ameno aunque a Javier, hoy, no
se le ve muy happy que digamos. Le propongo hacernos el café o lo que sea en
Zamora. Atravesamos el Duero y nos dirigimos al casco antiguo con la intención
de tomar algo y para nuestra sorpresa, nos encontramos con dos de los
bicigrinos que pernoctaron en Calzada de Béjar, con los que charlamos un rato.
Siguiendo el protocolo, antes de aventurarnos a hacer Km. sin ton ni son, sin
asegurarnos un alojamiento, llamo por teléfono al hostal que localicé en su día
por internet. No contestan. Lo intento un par de veces más sin éxito alguno.
Más tarde no enteraremos de lo han alquilado íntegramente para el personal que
trabaja en el AVE. Llamamos a información y nos proporcionan el teléfono de lo
que podría ser una casa de huéspedes. Me pasan directamente y una voz femenina
me confirma que dispone de habitaciones, emplazándonos a la única tienda de alimentación
que hay en el pueblo. Nos despedimos de los bicigrinos, que tienen intención de
hacer noche en Zamora, y salimos
zumbando. Tenemos ganas de concluir con la etapa de hoy aunque no ha sido para
nada complicada.
Al
llegar a Montamarta por la pista, nos liamos y no vemos la tienda de
alimentación. Nos dirigimos a la calle principal y preguntamos al único
individuo que vemos por los alrededores quien nos indica que dispone de
habitaciones. Nos quedamos algo confundidos; algo no cuadra. Nos da la sensación
que ésta persona nada tiene que ver con la que hemos concretado alojamiento en
Zamora y así se lo transmitimos. El tío nos da muy malas vibraciones e incluso
se pone algo agresivo. Es obvio que esperaba hacer negocio y se le ha jodido el
invento. Parco a la hora de indicarnos lo que buscamos, pasamos del zafio y
llamamos de nuevo a la casa de huéspedes que tras sus indicaciones, en breve
damos con el lugar en cuestión y tras proporcionarnos llaves, toallas y un
sitio para dejar las bicicletas, nos disponemos a comer algo en el único bar
que hay en el pueblo. El patio de la casa donde ubicamos las bicis está en
obras y hay un par de albañiles que nos saludan. Una de las habitaciones está
ocupada por una señora australiana con la que más tarde intercambiaremos
algunas palabras.
Nos
dirigimos al bar del pueblo en donde nos hacemos varias tapas. Tan concluir con
la frugal comida, decidimos ir a la
tienda de alimentación para comprar algo de bebida isotónica y leche.
Aprovechamos, dada la escasez de servicios que hay en el pueblo, para hacernos
con 4 latas de cerveza por si a lo largo
del día se nos antoja tomarnos alguna birra en la casa. Hay frigorífico en la
casa y las metemos junto con las barritas que tenemos, que con el calor están
medio derretidas.
Decidimos
echarnos un rato y al final consigo pegar una cabezada. Me levanto con la
intención de dar un paseo pero antes me asomo a la habitación de Javi que
duerme profundamente, con lo que decido salir por mi cuenta con la intención de
sellar en el albergue que me consta que existe en el pueblo. Paseando
tranquilamente, observo un pueblo feo en donde queda algún vestigio de un
pasado con cierto esplendor (tampoco demasiado). Probablemente la autovía ha masacrado el ya poco atractivo que debía
de tener un municipio en donde solo se ven personas de la tercera edad y
establecimientos astrosos y abandonados. Me cruzo con un grupo que se aloja en
el albergue y me indican su ubicación aunque me avisan de que el responsable
del albergue, probablemente no aparezca
hasta el día siguiente. Demasiado lejos de donde me encuentro, considerando
además la escasa posibilidad que tengo de que me sellen.
Al
dirigirme al bar, me cruzo con la australiana que se aloja con nosotros y nos
saludamos. Un poco más tarde aparecerá mi compañero y decidimos ir pidiendo
algo para comer ya que el bar cierra temprano, lo que tampoco nos sorprende
dada la escasa parroquia que hay.
Volvemos
a la casa y me dirijo al frigorífico para pillar una cerveza de las que
compramos al mediodía.¡¡¡Coño!!! Solo queda una. Le pregunto a Javi por
curiosidad y me comenta que él no ha tomado ninguna. Evidentemente son de los
dos y tiene todo el derecho del mundo a
tomarse las que quiera pero hemos estado, prácticamente, todo el tiempo juntos
y me sorprende que él se las haya bebido. Nos quedamos perplejos. Haciendo
memoria, me comenta que cuando se ha despertado de la siesta ha ido al
frigorífico para comerse una barrita y que ya se percata de que 3 de las 4
cervezas ya no están. Se acaba de producir el milagro de las birras. No es que
el tema tuviera mayor importancia pero
nos quedamos sorprendidos. Opciones: La australiana, con esa cara de no haber
roto un plato en su vida, se las ha cepillado del tirón. Los albañiles han
estado campando a sus anchas por la casa y se las han bebido. Misterio.
Sin más dilaciones, nos vamos a la cama. Buenas noches…buenas noches.
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