Nuevo día. Sobre el papel y según la Guía, afrontamos una
de las etapas difíciles. Nos despedimos de Doña Elena quien nos insta a seguir
el Camino por Valdeobispo. Esta opción añade 4 Km. al plan previo aunque esto
no lo sé hasta ahora cuando comparo ambos tracks. Aun tengo la duda de cual de ambas opciones
es la estrictamente correcta. De acuerdo con la información extraída de
Wikipedia y bajo el epígrafe "Poblaciones de la Ruta Principal; Trazado de
la Ruta del Camino de Santiago de la Plata", lo correcto es la opción de
Valdeobispo. Sin embargo, la Calzada Romana, propiamente dicha, se ciñe al
track original. Según deduzco de algunas imágenes analizadas a posteriori,
dicha opción es perfectamente ciclable y sin que en apariencia, represente una
dificultad fuera de lo normal. Sea cual sea la opción que escojáis puedo
afirmar que el tramo de Valdeobispo a través de la Cañada Real Soriana
Occidental es muy bonita y el Camino discurre por una Ctra. con buen piso, sin
tráfico y entre bellos parajes.
Desde Carcaboso se comienza a subir progresivamente durante
12 Km. La próxima referencia es Venta Quemada aunque se deja a la derecha y
llegamos a Caparra. Una parada para hacer fotos y estirar. Javi aprovecha el
receso para hablar con el móvil y al rato nos ponemos de nuevo en marcha. El camino
de tierra va paralelo a la pista y no
nos complicamos la vida. Vamos a un peregrino andando cansinamente. No circula
coche alguno. Además en un pequeño tramo que hemos hecho por tierra, es
necesario superar algún escalón que te rompe el compás. Hasta el cruce de la
A-66 planeamos a buen ritmo. Al fondo a la derecha se puede ver la nieve en la
Sierra de Béjar que desde la etapa anterior hemos visto acercarse lentamente. Nos
despistamos algo. Es obvio que las obras de la autovía distorsionan el track.
Avanzamos, retrocedemos, avanzamos. Hay que pasar por debajo de la autovía pero
la única opción es vadear un riachuelo con bastante caudal. Volvemos sobre
nuestros pasos para encontrar una alternativa. Nada, hay que cruzar el
riachuelo. Se ve muy pedregoso y lo suficientemente ancho cómo para atravesarlo
sin el riesgo de una caída con alforjas, bicicleta y ciclista (yo ya cumplí en
el Francés, entre Orreaga e Iruña, je,je,je). Nos quitamos los zapatos y
calcetines y a duras penas lo atravesamos por entre los pedruscos. El agua está
helada. Ya en la otra orilla, nos volvemos a calzar tranquilamente. Hay que
sacar una foto de recuerdo.
Se
pueden ver los pueblos en la falda de la montaña a nuestra derecha: Casas del
Monte, Segura de Toro, Hervas…
A partir de ahora todo el perfil será de subida hasta el
Puerto de Béjar. Vamos pedaleando alegremente. Hay mucha agua pero siendo del
sur, nos agrada. Las bicicletas hacen más ruido que un cacharrito feria.
Necesitan urgentemente un manguerazo y un poco de aceite. A mí en particular,
parecen venirme del eje del pedalier y en ocasiones del freno delantero. Sin
apenas darnos cuenta, ya estamos en Aldeanueva del Camino. Paramos en una tienda
que tiene de todo, y compramos isotónica. La joven que regenta la tienda es muy
simpática y tiene ganas de hablar. Le pregunto que cómo está el panorama hasta
el Puerto de Béjar y me comenta: ¡¡¡Bahhh...son 10 minutos en coche!!!...No te
jode….en coche.
Javi
se para en un bar cercano y pide un par de cafés. El camarero charla
alegremente con nosotros y nos imprime en las credenciales un gran y bonito
sello. Un Sr. se nos aproxima y nos comenta que ha salido en bicicleta y que ha
hecho no sé cuántos Km. pero que hace calor. Coño, la gente de este pueblo es
muy simpática. Con el tiempo tan malo que ha hecho, un día tan soleado pone de
buen humor a todo quisqui. Cierto, el sol aprieta y pese al factor 50, estamos
achicharrados.
Proseguimos
con la intención de alcanzar Baños de Montemayor y desde allí hacer la
pertinente gestión sobre el hospedaje en Calzada de Béjar. La siguiente opción
sería continuar hasta Valdelacasa pero sería meterse en el cuerpo 13 Km. más y además
de subida. A mi este tramo entre, Aldeanueva y Baños, se me hace un poco
pesado. Ya me empiezo notar cansado y con ganas de coronar el Puerto y
descansar. Por delante observamos que un bicigrino pedalea y le alcanzamos
justo a la entrada de Baños. Javier intercambia algunas palabras con él y le indica
que tiene intención de proseguir hasta Calzada de Béjar. Junto al monumento al
Camino en donde se indican los 569 Km. que faltan para Compostela, llamamos al
albergue Alba y Soraya. El ama nos confirma que dispone de una casa completa
para nosotros. Fantástico. Optamos por subir por la Ctra.
Javier
pone el turbo y lo pierdo de vista hasta pasada la primera curva en donde me
espera. Prefiero seguir y no enfriar. Vuelve a poner el turbo y ya me lo
encontraré al coronar el Puerto, en la gasolinera, donde me espera con una
sonrisa y me pregunta que qué me apetece beber. Me trinco una lata de isotónica
del tirón, entro en la tienda y compro una lata pequeña de lubricante (no para
mi ¡¡joder!!! sino para la bici, aunque quizás lo necesite yo más). El chico de
la gasolinera intenta venderme un bote más grande aduciendo el precio
relativamente más barato pero le indicamos que no necesitamos tanto y que
supone peso y espacio. Javi le pregunta a su compañero sobre lo que nos resta
de jornada y nos dice: “Os queda 5 de bajada, 3 llanos y 1 de subida.”
Proseguimos y pocos metros adelante vemos un cartel que nos anuncia un sitio
para el sellado de la credencial. Le propongo a Javi hacernos una par de birras
ya que está en un sitio pintoresco en que una señora, muy amable, de cierta edad
y más sorda que una tapia, nos charla alegremente.
Ultimo
esfuerzo del día. La bajada es magnífica y serpentea por medio de un verdoso
bosque con abundante frescor. Javi se tira pero yo me planteo la bajada en plan
tranquilo. El suelo es arenoso, la pendiente es importante y prefiero disfrutar
del entorno.
Paro
para hacer algunas fotos. Suena el móvil pero no hago ni caso. Al encontrarme
con mi compañero me indica que ha sido él quien ha llamado, intrigado por mi
tardanza, preocupado por que me hubiera caído o pasado algo. La pendiente acaba
al atravesar un puente sobre el Arroyo Peñas Gordas. Ya nos queda poquito. El
último Km. consiste en una fuerte pendiente
sobre un suelo pedregoso. Adelantamos a un par de peregrinas que se
baten el cobre por la cuestecita. “Buen Camino…buen camino y usted que lo vea”.
Por fin alcanzamos el albergue. El ama se llama Manuela, tiene un humor
excelente y nos cuenta que el nombre del albergue es por sus dos hijas. Bromea
constantemente y nos emplaza a la casa en donde nos alojaremos. El pueblo tiene
20 habitantes y se cae a pedazos. Justo enfrente de la casa, está el único bar
del pueblo en donde nos comeremos cada uno, un bocadillo de chorizo y queso, de
medio metro, regado con sendas cervezas frías.
Tras
una breve siesta aprovechamos el patio de la casa que dispone de manguera para
dar un buen repaso a las bicis. Saco la
llave de radios por si hubiera algún radio flojo tras tanto traqueteo.
Sorpresa…Javi ha partido un radio. Haciendo memoria, dice que cuando se lanzó
desde el Puerto, hubo un momento que oyó un clic clang en la rueda
trasera. Para haberse matado. Uno de los
enganches de las alforjas se había enganchado en un radio y lo había partido.
No había manera de recolocarlo y optamos por sacarlo definitivamente.
Nos
pasamos la tarde entre la casa y el bar, picando un poco de esto y un poco de
aquello. Cierra a las 21:00 y hay que aprovechar. Damos un breve paseo por el
pueblo (que tarda en recorrerse 3 minutos) y nos acercamos al albergue para sellar
y para pillar algo de bebida. Están sirviendo la cena a los peregrinos y
observamos 3 bicicletas más. Uno es de un pueblo de Cáceres con el que
coincidiremos a la entrada de Salamanca y con los otros dos coincidiremos en
Zamora. Javi le comenta a Manuela que no sabe hacer funcionar la tele y tras
conversar también con su marido, decide acercarse en un momento a la casa para
hacerla funcionar. Se mueve por el pueblo en bicicleta.
Vamos
a tomarnos la espuela al bar antes de que cierren y para la cama. Mañana
Salamanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario